¿Qué son los aditivos alimentarios y por qué evitamos usarlos en nuestros embutidos artesanos?
Desde hace siglos, la humanidad ha buscado formas de conservar los alimentos y realzar su sabor. Hoy, los aditivos alimentarios están regulados y presentes en casi todo lo que comemos. Pero en La Cap Sana, seguimos apostando por embutidos artesanos elaborados con el menor número posible de aditivos, respetando los métodos tradicionales y naturales de curado.

Conservar los alimentos: una práctica ancestral
Desde el fuego al sol: técnicas naturales para conservar la carne
Mucho antes de que existieran los frigoríficos o los conservantes sintéticos, ya se aplicaban técnicas eficaces y naturales. El humo de la leña, el aire seco de la montaña o el calor del sol ayudaban a prolongar la vida útil de los alimentos, especialmente la carne. Estas prácticas no solo evitaban que se estropearan, sino que además les aportaban un sabor único y profundo.
Agricultura, ganadería y el origen de los condimentos
Con el desarrollo de la agricultura y la ganadería, surgió también la necesidad de mejorar el sabor de los productos y prolongar su conservación. Se utilizaban ingredientes naturales como el azafrán, la cochinilla, el vinagre, la sal, el azúcar, el aceite de oliva o las especias. Eran recursos sencillos pero eficaces, basados en la experiencia y el entorno.

Del ensayo a la ciencia: cómo nacieron los aditivos alimentarios
Aditivos antes del siglo XX: sal, azúcar, aceite y especias
Durante siglos, estos elementos naturales se utilizaron de forma empírica, sin una base científica. No fue hasta el siglo XVIII, con los avances en química, cuando se empezó a estudiar su composición. Y en el siglo XIX, con el auge de la industria alimentaria, se buscó añadir compuestos de forma sistemática a los alimentos, no solo para conservar, sino también para modificar texturas, colores y sabores.
La química moderna y la industria agroalimentaria
A finales del siglo XIX surgió por primera vez el término «aditivo» en el lenguaje alimentario. Pero era un concepto ambiguo, que englobaba sustancias muy distintas entre sí, algunas con efectos desconocidos sobre la salud. Esta etapa marcó el paso de la tradición a la producción industrial de alimentos.
Qué son los aditivos alimentarios según la EFSA
¿Por qué se usan aditivos?
Hoy en día, se utilizan cientos de aditivos con distintos fines: conservación, coloración, edulcoración, estabilización, acidez, textura, etc. Aunque su uso está regulado, su presencia es tan habitual que muchas veces pasa desapercibida para el consumidor.
Ejemplos de aditivos con código E autorizados
La EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) define los aditivos como sustancias que se añaden intencionadamente a los alimentos. Todos los aditivos autorizados en Europa deben aparecer en la etiqueta, bien con su nombre químico, o con un código de tres cifras precedido de la letra E (por ejemplo, E-250 para nitrito sódico).
Algunos de los más comunes son:
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Conservantes
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Antioxidantes
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Estabilizantes
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Colorantes
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Edulcorantes
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Emulsionantes
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Espesantes
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Reguladores de acidez
Regulación europea y etiquetado obligatorio
Todos los aditivos deben cumplir la Directiva 2000/13/CE y su uso está permitido solo si se considera seguro para el consumidor. Aun así, cada vez más personas optan por productos con etiquetas más limpias, sin E’s ni nombres químicos difíciles de pronunciar.
La Cap Sana: embutidos artesanos sin aditivos artificiales
Elaboración natural, curado tradicional y fermentación controlada
En La Cap Sana, elaboramos nuestros embutidos en Torremanzanas, Alicante, como lo hacían nuestros abuelos. Aprovechamos el clima seco de la montaña, controlamos la fermentación natural de la carne picada y usamos solo las especias necesarias para conseguir el sabor auténtico.
¿Por qué en algunos casos usamos una cantidad mínima de conservante?
El cambio climático ha alterado las condiciones de temperatura y humedad. Esto ha afectado al proceso de secado natural, obligándonos en algunos casos a incorporar una cantidad mínima de conservante o antioxidante para evitar que el producto se estropee.
Pero siempre lo hacemos de forma responsable, sin alterar el sabor ni el aspecto original, y explicando al consumidor el porqué.
El impacto del clima en el secado y conservación de los embutidos
Donde antes el viento de la montaña bastaba para curar las piezas, ahora hay que adaptar los tiempos o reforzar la conservación. Eso sí: nunca coloreamos falsas expectativas. Si una longaniza no es rosada, es porque no lleva colorantes.
¿Por qué nuestras longanizas no son de color rosa brillante?
El color natural de la carne curada
Al secarse lentamente, la carne curada adquiere un tono granate oscuro, similar al del jamón serrano. Este color es señal de calidad, no de aditivos. Las longanizas blancas de La Cap Sana pueden parecer menos vistosas, pero son más reales.
No confundas “bonito” con “mejor”: desmitificando el embutido
Vivimos en una cultura visual que asocia el color brillante con lo saludable. Pero en la charcutería tradicional ocurre lo contrario: lo que parece más “natural” muchas veces ha sido manipulado. Por eso decimos alto y claro:
“Lo bonito no siempre es lo mejor. Y lo auténtico, a veces, es más discreto.”
Conclusión: transparencia, calidad y compromiso con la salud
En La Cap Sana creemos en una alimentación clara, en contar cómo se hace el embutido y por qué. Rechazamos el exceso de aditivos y apostamos por recuperar la confianza en lo artesanal, sin disfraces ni trucos de laboratorio. Porque lo que importa no es el color, sino el sabor, la historia y la salud.